lunes, 2 de noviembre de 2015

EL GRAN ENEMIGO DEL DEPORTISTA (ÁCIDO LÁCTICO)

El ácido láctico, es uno de los mayores enemigos, tanto a la hora de realizar ejercicio físico, como a la hora de competir. Si queremos controlarlo lo primero que debemos saber es conocer su naturaleza, generación y metabolización.


El entrenamiento, guarda una muy estrecha relación con la fisiología, tanto desde el punto de vista humano como desde el punto de vista del ejercicio. Siempre que apliquemos un estímulo físico a nuestro organismo este conllevará unos efectos fisiológicos.

Si realmente quieres entrenar y mejorar, tendrás que ponerte en manos de un profesional para hacer las cosas de modo planificado y conscientemente, si por el contrario, provocas los estímulos sin conocimiento y de modo desordenado estarás haciendo ejercicio pero no entrenando. Si te estás iniciando en el entrenamiento y sales en grupo a hacer ejercicio y te “picas” con tus compañeros quizá no sea el momento más adecuado.

El ácido láctico es producido en el interior de nuestras células musculares, a consecuencia de la combustión incompleta de la glucosa. Cuanto menos oxígeno llegue a nuestros músculos, por ir a demasiada intensidad, mayor será la cantidad de ácido láctico que se genera. Este es perjudicial para nuestra salud y no comestible. El antídoto y encargado de neutralizarlo es el plasma sanguíneo, el mismo que hace los capilares.

El plasma sanguíneo contiene sustancias bicarbonatadas que provocan que el ácido láctico se convierta en lactato. Este último si es comestible para nuestro organismo y músculos. Al ir a pulsaciones bajas, el plasma sanguíneo fluye de modo libre por el interior de la red de capilares. Sin embargo si vamos a tope, se va generando ácido láctico y, al detectar los vasos capilares esta acidosis, se van haciendo más permeables, facilitando al plasma sanguíneo atravesar las paredes del vaso y empapar las fibras musculares, con el fin de convertir el ácido láctico en lactato.

Entre otras consecuencias podemos encontrar la siguiente. Cuando la circulación sanguínea llega a nuestras fibras, esta ha perdido ya todo el plasma, provocando que la sangre se espese en el interior de los vasos. El corazón para retomar la circulación ha de hacer contracciones más fuertes, debido a espesamiento de la sangre, por lo que el corazón se muscula pero no se agranda que lo que nos interesa que haya sucedido a final de temporada si queremos hacer un buen entrenamiento.

Es fundamental un período de acondicionamiento general, comenzando con baja intensidad, esta ira aumentando paulatinamente durante las semanas. Así conseguiremos que durante mucho tiempo exista una mínima producción de ácido láctico. Este hecho provocará que el plasma pueda fluir de modo libre y que exista un elevado porcentaje de vasos capilares que podrá suponer incluso hasta un 40% más.

Cuando aumenta esta red de capilares, debemos considerar que la presión sanguínea descenderá peligrosamente, porque la misma cantidad de líquido debe llegar a una mayor cantidad de vasos. Esto lo evitaremos produciendo un incremento de parte líquido o plasma sanguíneo. Esta subida, es lo que da lugar a la pseudoanemia del deportista, sobre todo de fondo.


Como última consecuencia, y para finalizar, podemos decir que al existir mayor plasma, el corazón recibe mayor volumen de líquido en su interior. Esto provoca que las fibras vayan estirándose y alargándose, dado que reciben más volumen de líquido, y esto es lo que finalmente provoca la cardiomegalia (agrandamiento del corazón). En reposo esto es traducido en descenso de las pulsaciones.

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