En esta entrada determinaré el tipo de esfuerzo que
realiza un jugador a lo largo de un partido. En un documento “Preparación
física aplicada al baloncesto” cuyos autores son Alberto Lorenzo y Javier
Mundina, se establecen las distancias recorridas por los jugadores y los
tiempos de descanso o recuperación.
Distancias
recorridas. El
parámetro que determina el esfuerzo es la distancia que recorre un jugador y el
ritmo al que la ejecuta. Por lo tanto, encontramos dos conceptos claves para
planificar los trabajos de resistencia específica; la distancia en metros y la
intensidad.
-
BASES
recorren 6104 metros .
-
ALEROS
recorren 5632 metros .
-
PIVOTS
recorren 5552 metros .
La intensidad, es otro aspecto clave en el análisis del
deporte. Las distancias anteriormente expuestas se realizan, con una frecuencia
cardíaca con valores que oscilan entre las 160-195 pulsaciones por minuto
(ppm). Debemos recordad que la frecuencia cardíaca es un indicador muy válido
en los deportes de equipo para medir las adaptaciones inmediatas al
entrenamiento.
Tiempos de pausa
y participación.
En el mismo documento citado con anterioridad de “La preparación física
aplicada al baloncesto” se muestran los tiempos de descanso y participación basándose
según el estudio de Colli y Faina (1987), en el que se alcanzan las siguientes
conclusiones.
-
El
52% de los tiempos de juego se concentran en periodos que oscilan entre los 11
y 40 segundos, siendo muy raros los intervalos de juego que se prolongan hasta
los 120 segundos.
-
El
42% de los tiempos de descanso oscilan entre 11 y 40 segundos,
correspondiéndose estos con tiempos muertos, balones que salen fuera, faltas
personales y técnicas o sustituciones.
-
Las
pausas que superan los 40 segundos, suceden principalmente en los lanzamientos
de tiros libres y los tiempos muertos.
-
Por
lo tanto al plantear un entrenamiento es importante intercalar periodos de
trabajo con pausas que no excedan los 90 segundos de descanso.
Finalmente, podemos concluir que el baloncesto por lo
tanto es un deporte de carácter intermitente, donde la intensidad y el ritmo de
juego varían en función de otros factores como por ejemplo si un equipo nos
defiende en zona o nos realiza una defensa individual en toda la cancha. Los
tiempos de descanso existentes entre el tiempo de juego, no suelen exceder los
40 segundos, por lo cual, a la hora de diseñar las tareas, debemos tener en
cuenta que el tiempo de descanso nunca será una recuperación completa y nunca
será igual.
Por último destacar que según Fox (1989), el 90% de la
energía producida provendrá del sistema anaeróbico, mientras que por el
contrario, el 10% restante proviene del
sistema aeróbico. Según este mismo autor, el sistema aeróbico tiene una
participación en el aporte de energía, esta aportación es la que nos hace ser
capaces de resistir el esfuerzo durante el periodo completo de juego. Por lo
tanto, nuestro entrenamiento debería orientarse hacia la mejora de la capacidad
y potencia anaeróbica aláctica.
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