Actualmente desempeño la labor de preparador pero desde los 14 años he sido árbitro de baloncesto hasta llegar a militar en Liga EBA. Nunca dejé el deporte escolar siempre me gustaba trabajar con los niños. Aunque era la actitud de los padres la que no me gustaba en algunos casos.
He tenido la suerte o la desgracia de ver todo tipo de padres; los que insultaban, los que daban órdenes a entrenadores, los que animaban y los que simplemente se dedicaban a ver el partido.
Creo que el concepto está equivocado. En estas etapas de
formación el baloncesto, el fútbol o cualquier deporte se inicia en el colegio
como una actividad extraescolar. En la escuela se realiza una enseñanza, por lo
que la actividad extraescolar debe ser complementaria a esta enseñanza
impartida en las clases. El concepto está equivocado porque la mayoría de las
personas ven a los árbitros como tales cuando en realidad yo los veo como
formadores. Personas que arbitran y que deben tener la obligación de explicarle
al niño porque se le sanciona una falta personal o una violación del juego como
pueden ser unos pasos en el caso del baloncesto.
Este afán de tener a los árbitros en muchas ocasiones viene
dado por los padres, quienes creen tener un campeón, todos piensan que su hijo
es Michael Jordan o Leo Messi. El niño se inicia en el deporte por estar con
sus amigos de clase y pasar más tiempo con ellos, y con el único fin de
disfrutar y pasarlo bien. El padre no debe terminar con esa ilusión, y debe
confiar en la labor del entrenador que dará un trato excelente a sus jugadores
y que en realidad debería hacer que todos los niños jugasen la misma cantidad
de tiempo. Por ejemplo si tengo 10 jugadores en un equipo de baloncesto haré
que jueguen 2 cuartos cada uno de ellos.
No obstante los entrenadores también se ven increpados en
muchas ocasiones por los padres, y al niño se le pueden acabar las ganas de
practicar ese deporte porque su padre puede presionarle para que meta más
puntos o haga más dribblings que el resto de sus compañeros.
A continuación os dejo un enlace que tuve la suerte de ver
hace unos años y que en muchas ocasiones lo recuerdo con mucha frecuencia. La
verdad es que me llamó mucho la atención y que me enseñó bastante.
Como bien dice la foto anterior: “Si quieres un CAMPEÓN ENTRÉNESE,
mientras tanto deje que su hijo juegue feliz”.
Sin nada más me despido, se que es una entrada que no tiene
mucha relación con la preparación física, pero si que pienso que si
reflexionamos y algún padre consigue cambiar de actitud, las diferentes labores
dentro del deporte escolar pueden aumentar mucho su calidad, tanto la de
árbitros como la de entrenadores.
Para finalizar os dejo esta pregunta para que todos opinéis y volvamos a sacar un debate. ¿Crees que los árbitros deben ser considerados como tales o deben ser considerados como formadores?
Hasta la siguiente entrada amig@s.
Un saludo.
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